Dos meses después de correr en México, el estonio Ott Tänak volvió a subirse a un auto de rally al realizar un test en su país con un Hyundai i20 R5. “Me hizo querer volver a correr”, admitió.
Se compró un simulador e intentó vencer a la ansiedad con eso de las carreras virtuales; sin embargo, no colmó sus expectativas. “Nada iguala la emoción de ponerse el casco y estar en competición”, explicó Ott Tänak. Es por eso que el estonio disfrutó como nunca de la prueba que realizó hace algunos días en su país, aunque al mando de un Hyundai i20 R5.
“No era nada importante, necesitaba salir y conducir. No hice mucho en el i20 R5, por lo que fue muy agradable conducirlo y quedé impresionado. Pero, sobre todo, fue agradable volver al automóvil después del tiempo más largo que he pasado fuera de la cabina de un auto de rally. Me hizo querer volver a correr”, admitió tras completar 160 kilómetros de pruebas.
El campeón 2019 del WRC aprovechó una gran ventaja: la de contar con una estructura propia. Y después de dos meses confinado en casa, a su vuelta del Rally de México, Ott se subió al auto que es gestionado por el “RedGrey”, la nueva nomenclatura que denomina al equipo liderado desde 2005 por el ex piloto Markko Märtin y en el que Tänak llegó a trabajar como mecánico. Hoy él también es uno de los dueños de esta estructura que después de haber administrado el programa de jóvenes talentos de Toyota, hace lo propio ahora -también en WRC2- con los nuevos pupilos de Hyundai: Ole Christian Veiby y Nikolay Gryazin.
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