El 2 de julio de 2000, Daniel Preto se quedaba con el “III Rally del Fin del Mundo” y hacía realidad uno de sus sueños: el de festejar de local. “Ganar en mi tierra fue una alegría muy grande”, admite el fueguino al repasar aquel éxito en el Rally Argentino logrado hace dos décadas.
Para un piloto, ganar siempre es especial. Y hacerlo en tu tierra provoca que esa satisfacción cueste ser explicada con palabras precisas. Aunque no muchos experimentan esa sensación. Uno de esos “privilegiados” fue Daniel Alejandro Preto, precisamente quien hace 20 años se quedaba con el “III Rally del Fin del Mundo” que finalizó el 2 de julio del 2000 y significó la cuarta fecha del Campeonato Argentino de Rally. Desde el sur del país, Preto dialogó con entremotores.com para repasar ese éxito alcanzado hace dos décadas y que sigue bien presente en su memoria.
“Fue la primera vez que pude terminar y ganar en Tierra del Fuego. Se dio un carrerón con Marcos (Ligato). Él venía en su mejor momento, muy fuerte, y yo realmente me tuve que defender muchísimo. En la intimidad, creo que mi auto no funcionaba muy bien. Al tiempo descubrimos que tenía el flexible del escape con demasiados residuos, entonces el turbo no inflaba bien. Así que en los tramos más firmes y anchos me costaba muchísimo. Fue una carrera apretada, que al final en el Autódromo me las iba a ver negras porque en ese tramo es donde más se sentía este problema, aunque no se corrió por la lluvia caída que inundó una parte del camino”, recordó el ushuaiense que superó por apenas nueve décimas al cordobés Ligato, mientras que Gabriel Raies completó el podio.
“Correr de local es una ventaja y a su vez una presión. Pero como siempre digo, el que se considere un buen piloto debe poder lidiar con estas cosas. Le trasmito esto a Luciano (su hijo que heredó la pasión por el rally), de poder tener la mente fría y lidiar con la presión, con todo el mundo que te palmea y te dice: `Che, mañana los tenés que matar…´. La gente se cree que los otros son todos mancos, pero los que vienen son pilotazos. Tal vez la primera vez que vinieron estaban un poco más dubitativos, pero ya después iban a fondo y las ventajas desaparecían. Siempre el local tiene una mínima ventaja que es la de conocer más los caminos, en especial acá con la nieve, el hielo, los cambios de piso… Pero yo he ido a competir por todo el país y siempre corrí con hoja porque nunca conocía de memoria un lugar; y me ha tocado ganar muchas veces y perder muchas más. Las ventajas se devuelven digamos: yo la tengo acá y la devuelvo en Córdoba, en Tucumán o donde vayamos a correr…”, agregó el fueguino.
“Ganar en mi tierra fue una alegría muy grande porque nosotros trabajamos muchísimo para que el rally venga a Tierra del Fuego en invierno y se haga una carrera en la nieve”, contó Daniel, a quien parecía negársele ese sueño. Es que en 1998, en la primera visita de la categoría a la provincia, tras pasar por un vado le entró agua y se quemó el filamento de la sonda volumétrica, y el Mitsubishi Evo IV quedó regulando, provocando su abandono. Fue por la revancha al año siguiente, pero un prematuro error en el arranque de la prueba le hizo romper dos neumáticos tras pasar un lomo y obviamente ceder mucho tiempo y arruinar su intención de celebrar pese a destacarse en la etapa siguiente. “No podía ganar; tenía un karma con triunfar acá”, reveló. Pero la tercera fue la vencida, ya que con el Evo VI (y navegado por Sandro Morales) le ganó ese duelo a Ligato y cumplió su sueño, que también se hizo realidad en la temporada siguiente cuando corrió al mando del Ford WRC que era de Jorge Recalde. “Fue la última vez que se hizo la carrera acá. Digamos que esos dos años me descomprimieron las ganas de ganar en mi tierra”, admitió.
“He tenido la posibilidad de ganar más de un decena de carreras y todas las victorias son lindas y se disfrutan. Pero tengo la satisfacción interna de haber podido, más que ganar acá, ganar afuera, sin conocer un tramo de memoria. Lo que más rescato no es una victoria o una derrota sino mi historial en el Rally Argentino. Yo desde el “culo del mundo” iba un lunes o martes a una carrera para volverme el domingo y muchas veces fui a lugares a los que nunca había ido y tal vez corría y ganaba, o salía segundo o tercero pero muy cerquita… Creo que eso es lo que rescato más allá de una victoria en especial”, cerró Preto.
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