Uno de los grandes cambios que debieron implementar los navegantes en el reinicio del Mundial de Rally fue el hecho de tener que completar ellos mismos la tarjeta de tiempos. En diálogo con Entre Motores, Rubén García, Marcelo Der Ohannesian y Fernando Mussano, los copilotos argentinos que compitieron en Estonia, contaron sus experiencias.
Cuando hace algunos meses la FIA publicó un documento con las pautas para equipos, pilotos y personal involucrado en sus campeonatos, se establecía la necesidad de promover el distanciamiento social y evitar que surjan casos de COVID-19. Todos se pusieron manos a la obra para cumplir con estas recomendaciones y el pasado fin de semana, el Campeonato Mundial de Rally (WRC) reinició en Estonia con los nuevos protocolos.
Algunas de las novedades de esta “nueva normalidad” son permanentes test de COVID-19 al que se deben someter los protagonistas; además se busca limitar estrictamente el contacto entre los autos, los binomios y los miembros de los equipos, así como también entre los navegantes y los oficiales de cronometraje. En este último punto, los navegantes debieron adaptarse a un nuevo formato que supuso un mayor autocontrol en lo referido a tiempos.
“En la verificación administrativa nos entregaron los carnets y nosotros tuvimos que llenarlos en todos los controles horarios: en la salida de la asistencia, en la largada del tramo, en la llegada… Lo único que hacíamos era mostrarle al oficial de la mesa el carnet con nuestro horario de presentación a través de la ventanilla y, con el pulgar hacia arriba, ellos lo tomaban como la presentación del carnet. Te daban el horario de largada, lo llenábamos nosotros y las tarjetas las teníamos que ir cambiando en los lugares donde se cambian que normalmente, es decir, en los finales de sección o salida de reagrupamiento”, comentó Rubén García, quien acompañó al chileno Emilio Fernández en la WRC3.
“El jueves a la noche se hizo una video conferencia con los navegantes donde todos hacíamos preguntas porque estábamos con muchas dudas. Aunque al final era bastante claro el sistema; en definitiva lo mismo de siempre nada más que nosotros somos los que completamos los horarios. Por ejemplo los organizadores, como suele suceder en el Rally Argentino, el viernes a la noche publicaban la salida del parque cerrado o el CH0. Entonces nosotros teníamos que poner nuestra hora en el CH0, completábamos la tarjeta. A la hora que debíamos presentar le mostrábamos el carnet por la ventanilla a la persona que estaba en la mesa. Él escribía en una hoja la hora que le mostrábamos, te la exhibía y vos le hacías el OK y nada más. Llegabas al stop y ahí la persona que estaba te mostraba el tiempo hecho e ibas completando todo”, agregó Marcelo Der Ohannesian, que debutó en la butaca derecha del boliviano “Marquito” Bulacia.
“Es sencillo, no es mucha complicación. Es prácticamente lo mismo aunque hay que ir llenando la tarjeta cada uno”, resumió Fernando Mussano, navegante del paraguayo Fabrizio Zaldivar.
“Fue bastante estresante al principio porque además si se te pierde un carnet estás excluido. Pero después funciona bien. No tenés contacto con los oficiales de mesa, ya que siempre estás arriba del auto, inclusive en la entrada a la asistencia, donde íbamos con el auto hasta la mesa, mostrábamos el carnet y ahí nos anotaban y pasaban nuestro tiempo de ingreso al servicio”, destacó el experimentado García.
“Nunca te bajabas del auto ni le pasabas la tarjeta a nadie; o sea, nunca había intercambio de materiales. Cuando llegabas al ingreso a la asistencia, ahí ya no se ubican más los mecánicos o la zona de periodistas como antes, sino que directamente esperabas tu turno para entrar al parque. Solamente te bajabas en la asistencia del equipo, donde había por reglamento cuatro mecánicos por auto y todos con barbijo”, indicó el popular “Kirra”, quien vivió un gran susto al final de la prueba cuando le apareció una penalización de dos minutos: “Fue cuando peor la pasé; juro que se me paró el mundo, me temblaban las piernas… De cuarto pasábamos a quedar sextos. Me empezaron a llegar mensajes y yo hice seis millones de cálculos en 40 segundos más o menos. Saqué todas las tarjetas, el reloj, todo me coincidía... Controlé y decía que había entrado 12 minutos tarde al Control Horario 17; algo imposible porque si presenté tarde ahí debería haber largado seis autos atrás y yo largué bien. El problema fue que la persona que tipeaba en la computadora, y que mandaba el registro a la central, en vez de poner 10:10 puso 10:22. Pero de ese error después se dan cuenta de dos manera: una porque yo les mostré la foto de la tarjeta y la otra porque ellos ven que el auto mío en el seguimiento satelital estuvo a la hora correcta y en el lugar correcto donde debería estar”, explicó.
¿Podría implementarse este procedimiento en estas tierras? Ahí la respuesta de los navegantes argentinos fue bien dispar. “Creo que se puede hacer sin problemas; funciona bien y no hay contacto”, sostuvo García. “Está buena la opción para hacerlo de esta forma por si se llega a complicar esto del virus; ciento por ciento se puede hacer sin problemas. Eso sí: no tenemos un sistema de GPS perfecto como tiene el Mundial, que te marca la hora oficial, te pone la regresiva de tu hora de largada, todo… entonces es mucho más fácil. De la otra manera es medio que tenemos a que jugarnos a que salga todo bien y puede haber muchos enredos de quienes no la tengan tan clara; esa es la gran contra”, analizó Mussano. Mientras que Der Ohannesian lanzó una visión no tan positiva: “Complicado porque se presta para la trampa; sin seguimiento satelital puede ser un desastre… La cultura nuestra lamentablemente no es para esto; hay que seguir haciéndolo normal, como se venía haciendo”.
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